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  • La congregación cuenta con cuatro comunidades en el continente en donde desarrolla proyectos formativos y de acompañamiento que permiten la capacitación y acceso a nuevas oportunidades para las mujeres en situaciones de vulnerabilidad y contextos de violencia.

Madrid, 25 de mayo.- La provincia Europa-África de las Religiosas Adoratrices quiere sumarse hoy, 25 de mayo, a la conmemoración del Día de África, compartiendo su experiencia en el continente, en donde cuenta en la actualidad con cuatro comunidades:  Marruecos, Cikanssé y Lomé (Togo) y Kreditá Na Bo (Cabo Verde). En ellas, la congregación desarrolla proyectos que tienen en común la defensa de los derechos fundamentales, así como la capacitación de las mujeres, sobre todo mujeres jóvenes, con el fin de lograr su empoderamiento para que puedan abrir nuevos caminos teniendo en cuenta las distintas realidades del continente.

“Nuestra labor aquí nos brinda la oportunidad de cambiar la mirada, de conocer su realidad y también de intercambiar culturas, la suya con la nuestra” nos dice una de las hermanas del Foyer Micaela (Hogar Micaela) en Cikanssé, Togo. En esta comunidad las mujeres jóvenes tienen la oportunidad de aprender un oficio que “les ayudará a empoderarse, ya que les abre un futuro”, continúa. Se trata de tres años de formación y cuando terminan les dan un diploma reconocido por el Gobierno, lo que les permite incluso abrir su propio taller. De este modo, se contribuye a formar futuras emprendedoras, pero también a retrasar los matrimonios y uniones tempranas porque” con 15 años, si estas chicas no estuvieran aquí, probablemente ya estarían casadas e incluso con hijos. Pero al estar en nuestro taller, la mayoría cuando acaba tiene 18 o 20 años y además cuentan con una formación para poder emprender su vida”, explican desde Cikanssé.

Asimismo, las mujeres que han estado en la comunidad adoratriz “les dicen a otras que aprovechen esta oportunidad de aprender que les servirá mucho en el futuro”, añaden, a la vez que destacan que es una labor muy enriquecedora para la congregación “ya que nos da la oportunidad de abrir fronteras, de abrirnos a otras culturas, a tener otra mirada sobre la mujer africana”. Una idea en la que coinciden también las hermanas del programa Kreditá Na Bo (CREE EN TI) de Cabo Verde, cuyo objetivo es la atención psicosocial a adolescentes y mujeres en contextos de prostitución y trata.

“Hay que tener en cuenta que la situación en este país no tiene nada que ver con los países del África continental”, explica una de las hermanas presentes en Cabo Verde. Desde este proyecto, Adoratrices está haciendo una amplia labor de sensibilización contra todo tipo de violencias sobre la mujer y “estamos viendo su impacto a nivel social, institucional y eclesial”.

En este sentido es muy importante la capacitación profesional, por lo que desde la congregación se hace especial incidencia en la formación de las mujeres con la finalidad de darles nuevas oportunidades laborales, a la vez que se fomenta su empoderamiento. “Adoratrices llevamos a cabo un trabajo integral, no sólo es la capacitación laboral sino también llevarlas a descubrir los valores humanos y trabajar con ellas la resiliencia, darles esperanzas”, explica una de las hermanas, quien añade que como congregación es una experiencia muy enriquecedora ver “como jóvenes sin recursos se van labrando un futuro. Mujeres que sacan solas a sus hijos adelante y que hacen kilómetros para venir a las formaciones que se les ofrece”.

Las actuaciones de Adoratrices en Cabo Verde se llevan a cabo desde cuatro ejes: aproximación al medio, sensibilización, intervención psicosocial a adolescentes en grave riesgo de exclusión y un centro de atención socio comunitaria. En este último se ofrecen todas las formaciones y ayuda en las distintas áreas de intervención: salud, social, laboral y jurídica.

 

Mujeres en Acción

Uno de los programas más recientes de las Religiosas Adoratrices en África es el proyecto Mujeres en Acción, que se desarrolla también en Togo, a través del que se realiza el acompañamiento a jóvenes vulnerables a través de una escuela de formación integral y alta costura. “Nuestra labor aquí nos permite ser presencia liberadora que acoge y discierne la realidad de esta cultura y nos confirma que hay caminos por andar, por descubrir, por abrir y echar raíces”, nos cuenta una de hermanas del programa que se desarrolla en Lomé, capital de Togo. Y añaden “gracias a nuestra presencia aquí, hemos conocido un poco mejor la cultura, sus aspiraciones y sueños”, un sentir común que se traslada a todas las comunidades de la provincia Europa-África en el continente y desde el que se sigue trabajando día a día en la defensa de los derechos fundamentales de las mujeres, niñas y adolescentes africanas.